Las cosas importantes de la vida son momentos, momentos especiales que se hacen “inolvidables” cuando se comparten con la gente querida. Para Carmen y David uno de esos momentos estará marcado de rojo para siempre en el calendario, el día de su boda: el 11 de julio de 2015.
Sus vidas se cruzaron por primera vez cuando apenas levantaban un palmo del suelo. La relación laboral de sus madres propició una amistad infantil que no resistió el paso del tiempo. Catorce años más tarde y en plena Feria de Málaga, una amiga provocó, sin saberlo, un reencuentro, que no fue tal y que, encima, no empezó con buen pie. “Estaba poniendo música en una caseta y ella me pidió una canción de reggaetón que rechacé porque no me gusta ese tipo de música”. No se reconocieron, pero se gustaron y curioseando el uno sobre el otro en las redes sociales dieron con la clave. “Vimos fotos de nuestras madres”, momento en el empezó una historia que, seis años más tarde, ha cerrado su primer capítulo con final feliz, pedida de mano incluida.
“Llevábamos tiempo hablando de casarnos, pero no nos decidíamos”, así que David decidió no esperar más y, coincidiendo con su quinto aniversario, le pidió matrimonio a su chica mientras sonaba en directo Time to say goodbye, de Andrea Bocelli, en la voz de la soprano Cecilia Gallego, quien formó parte de una sorpresa medida al detalle.
Desde el principio tuvieron claro que querían llevar las riendas de su boda de principio a fin. Para la elección del lugar, la Finca El Alamillo, en Alhaurín de la Torre, la organización y el banquete apostaron por la creatividad y calidad de Mangoa Catering, empresa malagueña que sintonizó desde el primer momento con la pareja y que, aseguran, “fue todo un acierto”.
Sobre el vestido de novia, Carmen lo tenía claro. Se probó más de 25 hasta encontrar ése con el que tantas veces había soñado. Encaje y tul en un vestido ajustado al cuerpo y con escote bajo en la espalda, que casó con unos elegantes zapatos rojos, a juego con el ramo de novia y los vestidos de sus damas de honor, y con una mantilla de su madre que dibujó una imagen inolvidable.
La suya fue una boda personalizada hasta el más mínimo detalle que no dudarían en repetir. En el álbum de recuerdos, una ceremonia muy emotiva, oficiada por un amigo, y una banda sonora en la familiares y amigos pusieron voz a la historia de una pareja que gusta de la buena música en directo.
David: “Mi experiencia con Mangoa Catering ha sido excelente, tanto la calidad del servicio como la profesionalidad, la comida tanto del cóctel como de la cena estuvo muy buena y variada, tengo buenos comentarios sobre ello de mis invitados. La colaboración y organización fue perfecta, a todo lo que solicitamos no nos pusieron ningún impedimento. Muchas gracias por todo, seguir así. David y Carmen 11/07/2015”